Las cuatro pulgadas que separan cada poste de acero del muro recién reforzado en la frontera entre Chihuahua y Nuevo México no pudieron evitar que William, un bebé de ocho meses de edad, fuera acariciado con la mano de su abuela.
A través del encuentro "Mantengan vivo nuestro sueño", llegaron dreamers y familias separadas, incluso una pareja se casó divididos por el muro de más de cinco metros de altura ubicado entre las comunidades de Anapra, en Ciudad Juárez, y Sunland Park.
Las familias "derribaron" las barreras de la valla fronteriza y con lágrimas dialogaron, estrecharon sus manos y acariciaron sus rostros luego de años de no verse.
María Fernanda Mata, de 24 años de edad y madre del pequeño William, volvió a ver a sus padres y a sus hermanas luego de nueve años de haber sido deportada, tiempo en el que se comunicaron por teléfono y a través de redes sociales.
"Ya son muchos años que no veía a mi mamá", expresó con llanto María Fernanda, quien viajó desde Torreón, Coahuila, para reencontrarse con los suyos a pesar del muro.
"Están separando a muchas familias", agregó quien acudió con su esposo Wilibaldo y sus hijas Carmen y Valeria, de ocho y cinco años, así como el bebé William, a quien sus abuelos y sus tías no dejaban de tocarlo a través de los barrotes del muro porque sólo lo conocían por fotos.
Fernando García, director de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos en El Paso, Texas, indicó que el evento fue también una protesta contra el muro.
"Este muro y esta cerca representan lo peor de la política migratoria de los Estados Unidos.
Representa deportaciones, representa separación de familias, persecución de los latinos, de inmigrantes en Estados Unidos, entonces es una protesta", señaló García.
En el caso de los dreamers, como se denomina a quienes se inscribieron en el Programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por su sigla en inglés) implementado por el Gobierno del ex Presidente Barack Obama, García mencionó que es un movimiento relevante en Estados Unidos.
"Están luchando porque no los deporten (...) a algunos ya los deportaron, ya están de aquel lado, y es parte de esa dramática historia de muchos jóvenes que ahorita están quedando en el limbo", expuso García, quien señaló que en la región de El Paso, Texas, y en comunidades vecinas de Nuevo México, suman unos 10 mil dreamers sin estatus legal y expuestos a deportación.
En esta ocasión, acudieron unos 20 dreamers del lado norteamericano, quienes a su vez escucharon a jóvenes que, pese a no formar parte del DACA, fueron deportados a México, y ambos emitieron mensajes de solidaridad por las luchas que llevan en ambos países.
"Hoy se juntaron y hablaron de los problemas aquí en el muro, y mandaron un mensaje tanto a Washington como a la Ciudad de México de que ellos van a seguir luchando por estar con sus familias", dijo el director de la Red Fronteriza de Texas.
Sayra Hernández, de 17 años, integrante del movimiento Otros Dreams en Acción (ODA), no formó parte de DACA, pero regresó a México luego de haber vivido durante 10 años en Estados Unidos, a donde fue llevada a los seis meses de edad.
A su padre lo deportaron en 2010, por lo que regresó a Michoacán y posteriormente su madre consideró viable que se regresaran con él para estar juntos.
"Pero la violencia se hizo muy fea en Michoacán, entonces mi mamá decidió irse otra vez conmigo y esta vez aplicar por asilo político, y fue por eso que por ejemplo yo no apliqué para DACA", contó Sayra en el muro.
Tras pedir asilo en un puente internacional de Tijuana, Baja California, permanecieron un año en Michigan mientras se determinaba si les otorgaban la petición, por lo que las autoridades norteamericanas les proporcionaron seguro social y un permiso de trabajo.
Sin embargo, una Corte determinó no darles el asilo político y las deportaron a ella y a su madre en el 2016.
En Estados Unidos se quedó una hermana de 13 años, quien padece epilepsia y quien vive con su abuela porque requiere que alguien la lleve a sus revisiones médicas.
"El motivo de que estemos aquí por ejemplo es poder escuchar a los que están con demandas del otro lado, igual puedan escuchar las nuestras e interactuar", comentó Sayra, quien consideró injusta la separación de familias por políticas antiinmigrantes.
La integrante de Otros Dreams en Acción mencionó que es importante que haya comunicación con los jóvenes que están luchando por permanecer en Estados Unidos para que, en caso de ser deportados, no lleguen sin conocer a lo que se enfrentan en México.
Y es que en su caso ha visto poco apoyo en su país.
"Siendo realistas, es mucha burocracia la que hay aquí", dijo.
Durante el encuentro con el lema "Mantengan vivo nuestro sueño" también se casó una pareja conformada por Miriam Orozco y Rogelio Domínguez; ella del lado norteamericano y él del mexicano.
"(La boda) nos dice hasta el punto en que ha llegado esta sociedad, en que personas que se quieren y se aman tienen que estar separadas por un cerco y que no pueden juntarse y no pudieron casarse estando juntos, por lo que tuvieron que hacerlo a través de un cerco fronterizo como éste", lamentó Fernando García, director de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos.
"Es una división física, pero también emocional.
Es una división política, separa comunidades; esto es lo peor de la política migratoria, y yo creo que este muro -parece ser- que este va a ser el modelo del resto de la frontera", agregó.
El derechohumanista recordó que la Administración del Presidente Donald Trump ha mostrado una cara racista y particularmente contra los migrantes mexicanos.
Agencia Reforma