El pasado 5 de mayo, el consejero estadounidense para la seguridad nacional, John Bolton, anunció el despliegue en la región del Golfo del portaviones USS Abraham Lincoln y de una fuerza de bombarderos, "para responder de manera implacable a cualquier ataque contra los intereses de Estados Unidos" o de sus aliados por parte de Irán. Desde entonces, ese portaviones ya ha atravesado el canal de Suez y este pasado viernes el Pentágono anunció el envío de un buque de guerra y una batería de misiles Patriot a Oriente Próximo en medio de una tensión diplomática in crescendo entre Estados Unidos y el régimen de los ayatolás. Los B-52 ya están en la base estadounidense de Qatar, según ha informado el Pentágono.
El buque USS Arlington, que transporta soldados, vehículos anfibios, lanchas de desembarco y aeronaves con hélices, y el sistema antiaéreo Patriot se unirán al portaviones USS Abraham Lincoln y una fuerza de bombarderos B-52 que ya se colocan estratégicamente en la región después de que, según Washington, informes de inteligencia sugirieran que Irán planea un ataque en la zona. Según han explicado fuentes castrenses, el despliegue del USS Arlington ya estaba previsto desde hace tiempo, pero el alto mando ha decidido adelantarlo ante la creciente tensión con Irán.
El despliegue es "en respuesta a indicios de una mayor disposición de Irán a realizar operaciones ofensivas contra fuerzas estadounidenses y nuestros intereses", dijo el Pentágono en un comunicado. "El departamento de Defensa sigue monitoreando estrechamente las actividades del régimen iraní, su Ejército y sus representantes", añadió. El Pentágono subrayó que "Estados Unidos no busca un conflicto con Irán" pero advirtió que están "listos para defender a las fuerzas e intereses estadounidenses en la región".
Bolton ha insistido desde el envío del portaviones en que el mensaje a Teherán va a ser "claro e inequívoco". Y, sin embargo, Washington hasta el momento no ha ofrecido ningún detalle sobre la supuesta amenaza, lo que le ha valido críticas de estar elevando innecesariamente las tensiones en la región.
Irán respondió al despliegue militar inicial anuciando que dejará de cumplir dos de sus compromisos del acuerdo nuclear firmado en 2015 con las grandes potencias, y que Estados Unidos abandonó el año pasado. El Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán ha restado importancia al envío de armamento y lo ha calificado de "fanfarronada" dentro de la "guerra psicológica" de Washington contra Teherán.
Haciendo gala de su particular visión del manejo de los conflictos internacionales, en medio de un teatro de operaciones que parece más bien prepararse para una batalla, el presidente Donald Trump dijo el jueves que está abierto a conversar con los líderes iraníes.
Fuente "El País".